9 preguntas frecuentes acerca de la producción artística

Gastón Montells - Colectivo La Tribu
¿Qué es la artística de una radio?
La dimensión artística es la traducción comunicacional del proyecto político. Es decir, las estrategias de producción que se toman para convertir un objetivo en una pieza sonora que pueda interpelar al oyente comunicando un mensaje. En ese texto sonoro está expresada la perspectiva editorial, los rasgos singulares de la identidad de esa radio y la forma en que se decide poner en juego ese contenido apelando a los recursos de experimentación sonora.

¿En qué momentos de una programación hay elementos artísticos?
La artística es un modo de convertir objetivos, intenciones, principios y fundamentos en hechos comunicacionales.
Por eso todo lo que aparece presente en una programación debería responder a una estrategia. Desde el horario en que salen los distintos programas hasta sus nombres, el perfil de los conductores, las ideas plasmadas en sus separadores y las cortinas musicales elegidas como soporte de la enunciación.
De todos modos, si tuviésemos que armar una tipología de elementos artísticos podríamos enumerar acá los principales: las piezas institucionales, las aperturas, separadores, cierres de programas, las publicidades y campañas, los criterios musicales, las cortinas, los efectos especiales, la “selección” de las voces de los conductores (bajo la premisa de pensar qué tipo de voz, no por su “calidad técnica” sino por su expresividad, léxico, tono, carisma, claridad, etc., traduce mejor la idea a comunicar).
Y por otro lado la elección de un formato para producir un contenido es una decisión artística que pone en juego definiciones periodísticas sujetas a la política informativa del medio, al destinatario estratégico, al horario y tipo de programa, y a la competencia que el interlocutor de ese mensaje tiene al decodificarlo.

¿Para qué sirve la artística de una radio?
Principalmente para dar cuenta de las definiciones estratégicas de ese proyecto.
La artística es una dimensión porque atraviesa transversalmente cada una de las decisiones del aire. Desde qué voces son elegidas para decir los mensajes hasta los criterios musicales y el ritmo de cada segmento horario.
La artística tiene una doble función indisociable. Por un lado a través de sus formatos constituye el espacio donde la radio se dice a sí misma. Y en ese decirse evidencia una mirada del mundo, algunas alianzas y un modo de apropiarse del lenguaje radiofónico.
Por eso la información puntual de una pieza institucional, cuña, spot, sigla son los datos identitarios por excelencia: el nombre, el dial, un eslogan y el guiño enunciativo puesto en juego en la intención de la voz del texto.
Donde el nombre, dial y eslogan funcionan como coordenadas de ubicación de esa radio.
Por otro lado esos elementos identificatorios funcionan a la vez como disciplinantes del aire. Como elementos de costura de la programación. Piezas organizadoras.
Las tandas mucho antes de ser espacios publicitarios cumplen la tarea del reloj. Marcan el paso del tiempo. Dividen, segmentan.
Las aperturas, separadores y cierres de programas además de ser portadores de sentido son recursos de orden, de articulación del aire. De división de bloques, secciones y contenidos.
En las piezas artísticas se manifiestan los principios de ese medio. Por eso la artística es el espacio de síntesis donde se encuentran lo dicho y el modo de decirlo.
De la discusión forma/contenido, la artística evidencia que esas características analíticas son indisociables en la práctica. La forma dice, el contenido formatea.
Vamos a un ejemplo donde se pone en juego la dimensión artística de una radio. Pensemos que queremos trabajar el contenido “Abuso sexual infantil”. Y que nuestra intención es identificar un destinatario de 8 a 12 años de edad.
Una pregunta inicial para abordar la producción será: ¿qué formas existen radiofónicamente para tratar este tema que puedan ser más apropiadas para dialogar con chicos y chicas de esa edad? ¿Será mejor convertir ese contenido en un radioteatro o conviene hacer un informe periodístico? ¿Recurriremos a formas del género dramático o a tácticas periodísticas clásicas?
Probablemente acordemos que la eficacia de la comunicación esté además de en la claridad del mensaje en la forma asumida para trasladarlo.
Entonces acaso trabajemos, en nuestro ejemplo, con recursos disponibles en el campo de los dramatizados antes que técnicas periodísticas un poco más alejadas de la cotidianidad supuesta de esos niños y niñas.

¿Por dónde se empieza a producir una pieza artística?
Por una idea a comunicar.
A partir de un objetivo, se escriben o buscan textos que mejor expresen la intención esperada. Con ese borrador textual se buscan universos sonoros capaces de “traducir” la intención de ese texto, no necesariamente el texto en términos literales, recurriendo a la capacidad expresiva y experimental del trabajo conjunto del productor y editor de la pieza. En los términos del conocimiento del marco institucional y el perfil de la emisora. Por eso siempre las estrategias de producción deben estar en relación a esas definiciones.
Probablemente seas vos solo/a el/la que redacta, produce, edita y pauta el spot o saca al aire el formato sonoro. De todos modos lo más conveniente es trabajar en equipo porque la creatividad se potencia en el intercambio, el juego y las dinámicas grupales.

¿Cómo se hace una pieza original y creativa?
La creatividad y la originalidad son contextuales. No significan lo mismo en todos lados.
Cuando se produce se lo hace siempre en instancias ya decodificadas, es decir, sin poder desmarcarse de lo ya producido por otros antes. Entonces más que preocuparnos por la originalidad hay que concentrarse en la claridad del sentido del texto disparado.
En esa claridad va la eficacia.
La creatividad conduce a la originalidad. Pero lo original no necesariamente es un valor.
A veces una pieza original es incomprendida o poco útil. De ahí que debamos tener bien en claro que es lo que queremos que suceda con lo que hacemos.
Es cierto que algo original se recuerda mejor que algo ya escuchado con recurrencia. Pero que se recuerde la pieza no quiere decir que se recuerde el mensaje, o la marca, o lo que sea que pretendamos comunicar.
De ahí que debamos intentar un equilibrio entre creatividad y claridad.
Ya que a nuestras exigencias de producción le corresponden prácticas de recepción que no podemos desconocer y donde, por suerte, el destinatario establece con nuestro mensaje sus propias estrategias de negociación y aceptación.
Lo importante es encontrar un modo claro, sencillo y creativo que a la vez de comunicar un mensaje pueda convocar a la imaginación de aquel interpelado para permitirnos dialogar.

¿Qué tiene que tener una pieza para ser “buena”?
Ante todo una idea clara.
Luego una resolución creativa entendiendo a la creatividad como la capacidad de la producción de sintetizar relevancia y atracción. Sorpresa y contundencia. Imprevisto pero claridad. Pertinencia.
Es importante que en esa síntesis la pieza promueva a la acción.
La acción será la consecuencia del mensaje en el que lo recibe.
Por último, que provoque el deseo de volver a oír.

¿Cuánto tiene que durar un spot de radio?
Lo que sea necesario para sintetizar una idea.
El problema de la duración es un problema del mercado, porque los segundos se pagan.
Cambiemos la palabra “duración” por la palabra “intensidad”.
Pensemos entonces que una pieza no pierda su intensidad. Si empieza a perderla, pierde contundencia.
La noción del tiempo está ligada a la concentración. A la capacidad de alguien de prestarle atención a algo. Por eso, más allá de los parámetros convencionales (que dicen que un promedio tipo es entre los 20 y 35 segundos), el tiempo es lo que necesita la pieza para decirse sin correr peligros de matarse a sí misma por dispersa o inconducente.
Si nos gustan las fórmulas hay una bastante sencilla. La ley de las 4 C. Dice que las piezas deben ser “cortas, concretas, completas y creativas”.

¿Cómo se hace para sintetizar una idea en 20 segundos?
Logrando abstraer. Sintetizar es tal vez lo más difícil de la producción. Poder, en poco tiempo y con los menores recursos posibles, decir un mensaje de modo a la vez claro y creativo. Es decir, que llame la atención pero que además le sea útil al que lo escuche.
La mejor manera es pensar de qué modo el texto y los recursos sonoros se complementan.
Pensemos dos universos, uno conceptual y otro sonoro.
Llenémoslos de recursos disponibles. En el primero las palabras, frases, asociaciones textuales, que mejor creamos que dicen lo que queremos comunicar.
En el segundo nuestros sonidos - fuerza. La lista de recursos sonoros, sean estos efectos artificiales o canciones o sonidos naturales, que a su modo y convocados construyen el escenario que facilitará que el texto pueda decirse.
La mezcla de ambos es enhebrar un hilo en una aguja.

¿Cuándo está terminada la producción de una pieza?
Cuando se considera que las ideas de la producción destinadas a la pieza empiezan a repetirse.
La recomendación es: al rato largo de trabajar en la misma pieza, parar, hacer otra cosa, alejarse de esa producción y luego volver a oírla. Ese distanciamiento es clave para el que la hace. Para entenderla integralmente.
La esencia de la terminación está en hacerla oír a otros antes de ponerla al aire.
Identificar sus debilidades. Potenciar sus fortalezas. Intervenirla como una cirugía.
Considerar que la producción creativa es un proceso. Que como tal no puede sino leérselo en continuidad.
Lo que hacemos a través de la dimensión artística es dotar de identidad. Una identidad que responde a una estrategia integral que de todos modos aparece a través de fragmentos en distintos momentos del día. Y que seguramente el oyente la escucha de modo discontinuo.
Se trata de constituir el perfil del proyecto a partir de una estrategia que contiene decisiones de producción capaces de convertir objetivos y principios en fragmentos de aire. Con las leyes del audio.
Si la pieza, una vez al aire, convoca a reflexionar, molestarse, moverse, cuestionar, reír, bailar, enojarse o pensar, a partir de eso escuchado, otra cosa, entonces la pieza empieza a ser lo buscado en el que la encontró.

La Columna Radiofónica

Revista Latina de Comunicación. Pastora Moreno Espinoza.
La columna radiofónica surge, porque la audiencia no se satisface con la información escueta del hecho noticiable sino que el público tiene necesidad de disponer de claves racionales que le ayuden a la interpretación de los hechos. De este modo, vemos cómo el comentario firmado, ha desplazado al comentario anónimo institucional.
Así, pues, el comentario radiofónico puede entenderse como un género basado en el monólogo, que pretende analizar hechos, interpretarlos, valorarlos y enjuiciarlos, pero desde una perspectiva individual y no institucional como es el caso del editorial.
En radio, es preferible el comentario al editorial, porque hay un atractivo hacia lo personal y firmado, frente a lo anónimo y colectivo.
En prensa escrita, la autoría del comentario es personal y se rubrica con la firma. Evidentemente, en el caso de la radio no es posible firmar. La explicitación de la autoría recurre a dos modos de representación: por un lado, se suele mencionar el nombre del comentarista antes y después de la emisión de su comentario, y, por otro, es el propio comentarista el que da lectura al texto. De este modo, el autor incorpora su propia voz con las connotaciones lingüísticas y psicológicas que supone. Esto último, es una peculiaridad del comentario audiovisual hasta tal punto importante, que en radio no hay comentario si no es expuesto por el propio comentarista.
El comentario podrá ser ofrecido en directo, grabado para su posterior emisión, leído desde otro lugar distinto al de la emisión, leído por teléfono, etc., ya que la voz del comentarista es elemento constitutivo del comentario radiofónico, de modo que sin ella el género pierde su principal razón de ser.
Aunque todos sabemos que un comentarista habitual de una cadena de radio comparte y, de alguna manera, difunde la opinión institucional de la emisora, los efectos y la responsabilidad del comentario, quedan ligados indisolublemente a su autor.
Los comentarios radiofónicos se caracterizan por una cierta continuidad, de modo que se establece una especie de vínculo entre la audiencia y el comentarista que permite a éste utilizar un lenguaje directo, llano desenfadado, pero siempre con credibilidad y apto para mantener el prestigio ante el público.
De otro lado, la periodicidad del comentario suele ser la misma que la del programa en que se inserta. Por la estrecha relación personal que el comentarista establece con la audiencia, suele emitirse a la misma hora, de manera que el público sabe de antemano -si es asiduo oyente del programa- en qué momento se emite el comentario.
En cuanto a los temas que trata, el comentario se refiere a cualquier actividad humana, se presenta con una cierta periodicidad en el tiempo y es capaz de atraer la atención de un número importante de oyentes. Puede abordar temas de cultura, religión educación, economía, política, etc.
No obstante, se aprecia una cierta preferencia a interpretar acontecimientos de la política nacional, entendida en su más amplio sentido. Hemos de tener presente que el área de cobertura del programa, condiciona o justifica parcialmente el tema sobre el que versa el comentario.
Este género radiofónico suele presentarse bajo una estructura definida e incluso con título. Posiblemente, debido al prestigio de la letra impresa, algunos de los comentarios radiofónicos se presentan precedidos de un título que simula estructuras propias de discursos estrictos, aunque después, el comentario utilice esquemas del lenguaje oral. El discurso radiofónico permite el uso del apóstrofe, es decir, la inclusión de apelaciones directas a un supuesto destinatario distante del conjunto de la audiencia, al que se interpela como si supuestamente el comentario fuera un escrito privado dirigido exclusivamente a un tercero.
En cuanto a la estructura del artículo en prensa, es más compleja que la del editorial porque el articulista debe defender una tesis y deducir sus posibles conclusiones.
En líneas generales, aunque no hay una forma concreta de estructurar los artículos, ya que existen múltiples posibilidades a la hora de redactarlo, a modo de ejemplo, podemos aludir a las partes que componen un modelo más o menos ortodoxo:
1. Presentación del tema. Se hace referencia a los aspectos más importantes de una información y se destaca su importancia. Es el asunto específico.
2. Información. Se comienza a desarrollar el tema, entrando ya en detalles adicionales.
3. Análisis y argumentación. Es la fase argumentativa en que el articulista realiza el análisis de los hechos, valora y enjuicia el tema.
4. Comprobación de los acontecimientos. Se trata de constatar los hechos de modo que a través de una exposición lógica se expliquen y se hagan evidentes.
5. Valoración y conclusión del tema. Se cierra el artículo con una recapitulación de todo lo expuesto y argumentado y se concluye el tema.

Diferencias entre columnas y editoriales

Géneros de opinión. El editorial

GÉNEROS PERIODÍSTICOS
Los hechos sencillos de los que se parte la elaboración de una noticia, los usamos como base para interpretar o dar a conocer interpretaciones.
En la opinión, enjuiciamos un hecho, lo valoramos dando nuestro posicionamiento o el del periódico. Su finalidad es persuadir al público de nuestra postura.
Hay que evitar genéricos, artículo y comentario para todos los textos de opinión.

GÉNEROS DE OPINIÓN
EDITORIAL: se le considera el texto de opinión más importante. Representa al medio o al programa. La hace el director o conductor del programa. Se escribe pero no se lee. El estilo es sobrio, comedido… pero muy analítico.

FUNCIONES
- Opinión del medio o el programa.
- Sirve de recordatorio de algunos de los hechos relevantes para poder contextualizar y acotar el objeto de mi enjuiciamiento. Además, el oyente del editorial no tiene porque conocer la crónica del hecho.
- Explicación del tema: exposición articulada de los hechos con el fin de dar una base documental a la opinión, que ofrezca al lector una base bien argumentada.
- Poner a la luz el sentido más escondido de los hechos. Clarificar los hechos.
- Dejar lo anecdótico en un segundo plano.
- Valorar los hechos explicitando opiniones.
- Explica el por qué de los hechos de causa a efecto.
- Función indagadora de los efectos de futuro del hecho.
- Función persuasiva: pretende que, mediante razonamientos, el oyente valore el hecho igual que nosotros. A veces, incluso pide respuesta al público, una reacción determinada, integrada en una campaña más general.

Funciones del editorial según Luisa Santamaría.
1.- explicar los hechos: la importancia de los sucesos del día.
2.- dar antecedentes: contextualización histórica.
3.- predecir el futuro.
4.- formular juicios. Datos informativos que se proporcionen servirán de recordatorio de lo acontecido con el fin de centrar el tema en su totalidad.

CLASES DE EDITORIALES
Núñez Ladevéze apunta dos clases: explicativos, de los que no se deduce ninguna opinión directa y los editoriales de tesis u opinión, en los que la actitud que se defiende o ataca se expresa.

ESTILO EDITORIAL
Lenguaje que evita el tono ligero, es comedido, serio… Sin embargo, se tiende a un tono serio pero con una expresión sencilla y directa. Evita el lenguaje desenfadado, demasiado ligero, aunque cada vez es más frecuente un estilo más rígido.
Debe ser un lenguaje: claro, correcto, sin ornato, conciso. La sintaxis ha de ser sencilla, con un orden natural. Vocabulario rico, con numerosos adjetivos, sinónimos, etc, pero sin ser enrevesado.
Tono: firme, directo, expresa claramente lo que dice el programa.
Prima lo discursivo sobre lo narrativo.

ESTRUCTURA
A. Título:
- libertad pero siempre adecuada al contenido del texto, coherente con lo que después se va a contar en el editorial.
- breve (5 - 6 palabras)
- valorativo: que ya anuncie la tesis, el planteamiento.
- El título en radio es la introducción al texto. Puede no tenerlo
B. Texto. Varias opciones:
1.- Hay autores que se inclinan porque la primera parte del editorial comience con la exposición breve de la noticia que da pie al editorial, y dentro de ese primer párrafo se valora la noticia.
A continuación se va desarrollando el cuerpo del editorial como interpretación, reacción, opinión, en torno a ese hecho principal. Esa llamada al lector la hace el redactor.
Como cierre, Gutiérrez Palacio, hace hincapié en el punto más importante del editorial o una recapitulación breve de lo dicho anteriormente.
2.- Algunos autores coinciden en ver un paralelismo entre las técnicas de desarrollo del editorial y el esquema típico de las sentencias judiciales.
Hechos que dan pie (resultando), principios generales aplicables (normas doctrinales) y conclusión (fallo final de la sentencia).

3.- Bartolomé Mostaza:
* La enunciación del tema, el planteamiento.
* Exposición de sus implicaciones y consecuencias, es decir, exposición del tema en partes.
* Emisión del fallo y, en consecuencia, la adopción de una conducta, el ofrecimiento de una solución, el trazo de un rumbo hacia el futuro.

ESQUEMA DEL EDITORIAL
Título: valorativo, 2-3 palabras. Palabra clave sobre el asunto que se va a tratar. Lleva la postura principal al título, ej. “Putin se equivoca” o “El gran fallo de Putin”.
Primer párrafo: valoración y exposición del tema, desde el punto de vista general.
Segundo párrafo (texto): análisis y valoración de los aspectos parciales del hecho, más importantes. Postura libre, siempre que los argumentos sean reales.
Conclusión: valoración a la que se llega como conclusión (deducción) de lo anteriormente argumentado.
Último párrafo: perspectiva de futuro.
Material adaptado para radio. Ricón del vago.

Construcción de un editorial radial

Radialistas.net

La idea central
Aclara primero lo que vas a decir. ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir? ¿Cuál es la idea central de tu comentario?
No quieras abarcar mucho porque apretarás poco. No pienses en cuatro ideas ni en tres ni en dos… una sola idea. Un solo mensaje. Incluso, escríbelo para obligarte a definirlo con claridad. Por ejemplo: Es necesario despenalizar las drogas.
Recuerda que un buen comentario no debe ser largo. Tres minutos son suficientes para desarrollar una idea.

El lenguaje y el tono
Usa siempre palabras concretas, coloquiales, comprensibles. Estás hablando para que te entiendan, no para demostrar tu gran “sabiduría”.
Hay que hablarle a la audiencia en segunda persona (usted, ustedes) y emplear para ello todos los recursos del lenguaje radiofónico: juegos de palabras, golpes de humor, preguntas y admiraciones, comparaciones, pausas, énfasis, imágenes y refranes, hasta efectos sonoros y música de fondo.
No olvides el lenguaje inclusivo. Que tu editorial no sea sexista.

Por la responsabilidad que implica, los editoriales se escriben y se leen. Pero que no suenen “a leído”. El tono tiene que ser convincente, interpelante, motivador.

Contar un hecho
Un buen editorial tiene tres partes. La primera es contar un hecho. No comiences con tesis ni considerandos ni planteamientos generales.
Comienza narrando algo, una anécdota, un ejemplo, una historia. Y cuéntala con emoción. En un editorial debemos ir de lo concreto a lo general (método inductivo), nunca al revés (método deductivo).
La primera frase de esa narración es decisiva para atrapar la imaginación de la audiencia desde el primer momento. Nunca anuncies bobamente lo que vas a hacer: Ahora voy a contarles un hecho que es muy interesante…
Comienza por una frase impactante. Tal vez una pregunta provocativa: (¿Sabía usted que Estados Unidos es el mayor productor y exportador de marihuana en el mundo?). O una frase ingeniosa: (La marihuana no es la solución. Pero tampoco es el problema.) O entra directamente a la narración: (Mariela no podía creer el “negocio” que le estaba proponiendo aquel señor).

Analizar el hecho
El hecho que hemos contado es como el arbolito. Ahora tenemos que ver el bosque, pasar del caso concreto a la situación estructural.
En esta segunda parte del comentario vamos a analizar el caso que hemos mostrado, conocer sus causas, comprender por qué ha ocurrido.
¿Qué es analizar un hecho? Básicamente, es aportar datos (cifras, estadísticas, cantidades) y argumentos (razones que explican ese hecho y que acompañan la reflexión de la audiencia).
Por ejemplo, datos sobre las drogas (8 de cada 10 delitos en nuestro país están relacionados con el narcotráfico). Y argumentos (si las drogas se despenalizaran, se eliminaría el 80% de los delitos en nuestra sociedad, se acabarían las mafias y todas sus secuelas).

Resolver el hecho
Ya vimos qué pasa (primera parte), ya comprendimos por qué pasa. Ahora nos toca concluir el comentario, dar pistas sobre cómo solucionar la situación planteada.
A veces, no se puede dar una salida muy concreta al problema planteado. Otras veces, sí. A veces, nos tocará denunciar y tomar posición frente a una situación difícil. Otras veces, podremos sugerir una vía de solución.
En cualquier caso, proponiendo o protestando, la emisora está tomando posición y comprometiéndose a favor de la ciudadanía y de los Derechos Humanos. Y de eso se trata.
Si importante es la primera frase del comentario, todavía más la última. El remate lo puedes hacer con un refrán oportuno, una pregunta pícara: (¿No es hora ya de despenalizar las drogas y desenmascarar a la banca norteamericana, la gran lavandería del dinero sucio?).
Muchos comentaristas conocen el truco de cerrar el círculo, de retomar a la salida el mismo gancho de la entrada.

Circulación y producción de la opinión en el medio radiofónico.

Diego Javier Ibarra.
Profesor Adjunto Radio I y II. FACSO. UNICEN.

Tipos de opinión, géneros radiofónicos, producción, circulación.
La intención del presente artículo es iniciar la exploración de la opinión en el medio radiofónico. De la escucha de diferentes programas se desprende la presencia abundante de opiniones que indicarían que la radio es un medio de opinión. No sólo porque en este medio de comunicación se vierten opiniones en un sentido estricto, sino porque considerada la afirmación en un sentido amplio, contiene diversas formas de circulación y producción de opiniones.
A las opiniones producidas por los conductores radiales se les agregan las opiniones producidas por los receptores, en una circulación desde el interior hacia el exterior de las emisoras, pero también desde el exterior hacia el interior de las emisoras.
No se trata de equiparar emisores (conductores) y receptores (oyentes) en el dominio del aire radiofónico, pero sí entender la posibilidad de incidencias mutuas.
La radio también es generadora de opinión pública a la vez que las opiniones de mayor predicamento median en la constitución de las audiencias en cada emisora. Con la posibilidad de que esas audiencias radiofónicas, también realicen sus aportes en la construcción de una opinión pública y promuevan revisiones o confirmaciones en los contenidos de dicha emisora, siempre que la misma sea permeable a la acción de los oyentes.
El término posibilidad está utilizado en relación con el rol que asumen los oyentes. Posibilidad de un rol activo que busca algún tipo de intervención aunque sea mínima, frente a la ausencia de posibilidad de un oyente pasivo.
Avanzar en la comprensión del medio radiofónico desde el lugar de la opinión en un sentido amplio, implica pensar a la radio como un espacio dinámico, de intercambio. Es decir abordar desde una totalidad la producción y circulación de: la opinión de los conductores, la opinión de los oyentes, la construcción de una opinión pública y las definiciones de audiencias y emisiones a través de las opiniones.
De forma sencilla y simple un recorrido puntual se puede representar de la siguiente manera: El conductor de un determinado programa de radio pone al aire una opinión de forma explícita o implícita. Luego un oyente se comunica con el programa y conductor (por diversos medios, teléfono en vivo o grabado, mensaje de texto, correo electrónico, mensaje escrito por el asistente de producción) y comparte el tema ofreciendo su opinión. El tema en cuestión toma la forma de una opinión más acabada, debido a la doble circulación y producción. A su vez una nueva opinión ofrecida desde una entrevista a algún especialista o participante involucrado en el tema incorpora otros aspectos quizás no contemplados inicialmente. La operación se repite y la opinión es organizada por el conductor, pero con dos intervenciones que ingresan al espacio sonoro radiofónico desde el exterior. Se presentaron así tres instancias opinativas. Esto es lo que habitualmente y de manera reiterada sucede en las emisiones de radio. En paralelo los oyentes de ese programa producen intercambios simbólicos y se pone en marcha la construcción de la opinión pública frente al tema tratado. La resultante de este proceso tendrá adhesiones o no en los oyentes y podrá generar una mayor aceptación del programa o conductor o iniciar un tipo de rechazo. En esta etapa se reorganiza la audiencia, pudiendo mantenerse, crecer o descender.
La reiteración permanente de esta dinámica permite afirmar que la radio es un medio de opinión. No obstante que desde los modos de recepción, que van del oír al escuchar, de una mayor a una menor atención resulta por momentos difícil percibir y diferenciar si se está opinando, informando, interpretando o todo a la vez en un cruce de géneros periodísticos. A la vez que la percepción de la opinión por sobre las otras formas expresivas en gran medida pueden darse por el rol que ocupa el periodista-conductor que habla desde su persona. Es esa voz la que habla, es esa voz con nombre y apellido que puede identificarse con cierta precisión.

La periodística como una perspectiva
El estudio de la opinión en la radio observada desde la actualidad, desde la emisión y su puesta al aire se encuadraría en la denominada Periodística como una modalidad de avanzar en los estudios del periodismo.
La Periodística, que según la definen Josep María Casaús y Luis Núñez Ladevéze es aquella rama de la Ciencia de la Comunicación que, desde las perspectivas histórica, actual y prospectiva, estudia todos los fenómenos y elementos de las diversas dimensiones complementarias del sistema periodístico: la producción, la mediación, la recepción y las transformaciones sociales del mensaje:
“En consecuencia son objetos de estudio de la Periodística los procesos de producción, selección y valoración de hechos e ideas; los procesos de composición redaccional y de comunicación social; las formas y modalidades de expresión; y los estilos y las estructuras internas y externas que adoptan los mensajes en la actualidad, y el resto de las unidades redaccionales periodísticas (encuadradas en cualquiera de los géneros narrativos, instrumentales y argumentativos) cuando se canalizan a través de la prensa, la radio, la televisión, la telemática y otros medios de comunicación de masas.” (Casaús y Ladevéze 1991: 63)
Decir que la radio es básicamente un medio de opinión implica realizar una serie de precisiones en los conceptos. Decir que la radio es un medio de opinión en cuanto a las noticias de actualidad política es una primera precisión.

De la opinión personal al periodismo de opinión
El término opinión tendría varias conceptualizaciones según los diferentes modos de usos o intervenciones, que permitirían hablar de la radio como un medio de opinión.
Es preciso presentar la aclaración realizada por las investigadoras Depetris y García sobre las clasificaciones de los géneros en la radio: "Existen pocos autores que aborden la programación radiofónica a partir de las clasificaciones sociales de textos que la propia práctica de lo radiofónico instituye. Y fundamentalmente que den cuenta de las retorizaciones privilegiadas y rasgos estilísticos de los géneros radiofónicos en la actualidad, a partir del abordaje del parlante". (Depetris y García. 2001: 1)
Por esto decidí organizar una serie de conceptualizaciones clasificatorias útiles a esta investigación. La primera sería la opinión en el sentido más llano. La opinión personal, que según los diccionarios es el sentimiento que se forma uno de algo, adhesión de la mente a un juicio probable, juicio acerca de alguna persona o cosa. La opinión que no requiere de fundamentos para hacerla valedera. Es personal y aunque se presenta en los medios de comunicación, en este caso la radio, puede expresarse del mismo modo por fuera de los medios. Aquella que se expone sin implicancias directas con el periodismo de opinión o los géneros radiofónicos.
Una segunda conceptualización sería la opinión fundamentada, que sí bien es personal, presenta una fundamentación previa que también es personal y ligada a los valores e ideología de quien la expresa.
La tercera dimensión de la opinión, se puede denominar opinión estricta o pura y parte del periodismo de opinión, desde formatos puros, que se diferencien de los formatos del género informativo o interpretativo. La opinión estricta estaría dada por: la columna de opinión, el comentario, el editorial, la crítica y otros textos radiofónicos que expliquen, analicen, prediquen y juzguen, y que través de la persuasión, previenen, aconsejan, sentencias o valoran.
Sin embargo el periodismo de opinión, también se presenta como opinión indirecta o mixta. En los medios electrónicos en especial en la radio, los formatos se formulan de manera cruzada y la opinión puede estar presente tanto en una columna como en un reportaje o informe, como en un documental o un panorama de noticias. Desde esta perspectiva la opinión no aparece sólo en las fórmulas puras. Ocurre que este medio realizará adaptaciones dentro de una dinámica histórica. "Estos nuevos medios informativos van a utilizar libremente, adaptándolos a sus necesidades audiovisuales específicas, los géneros periodísticos ya modelados en los periódicos" (Vargas, 1999: 61).
En la radio la opinión también puede aparecer dentro de fórmulas dramáticas o humorísticas. Es por esto, que denomino opinión indirecta o mixta, de acuerdo a su aparición en textos radiofónicos que no necesariamente pertenecen al ámbito opinativo, pero que pueden incluirlo.
José Luis Martínez Albertos en referencia a los géneros periodísticos en radio utiliza la clasificación de puros (noticia, boletines) y mixtos (boletín principal y magazín) y aclara que en "las modalidades mixtas de la información radiofónica, se produce una coexistencia de varios géneros periodísticos, tanto informativos, como interpretativos y de opinión".
Es necesaria hacer una aclaración sobre los géneros periodísticos radiofónicos y los formatos radiofónicos. Ya que en su utilización cotidiana en el ámbito de la práctica profesional se confunden involuntariamente. Géneros y formatos muchas veces designan lo mismo.
Me baso en la siguiente clasificación, aunque con una razonable flexibilización. Géneros: Dramáticos y periodísticos. Sobre este último: informativos, interpretativos y opinativos. Luego una serie de formatos que pueden transitar entre estos tres mencionados, teniendo en cuenta que algunos se ajustan más a cada uno de estos. Por ejemplo: panoramas, noticias con o sin opinión, informes o reportajes, reportaje interpretativo, crónica, entrevista, comentarios, editoriales, entre otros.
Es decir que la opinión ingresa en los diferentes discursos radiofónicos, ya sea como género propio o cruce entre géneros y formatos que incorporen la opinión.
Los géneros del periodismo de opinión son de manera estricta la editorial, el comentario y sus definiciones guardan relaciones entre sí.
"El comentario es un artículo razonador, orientador, analítico, enjuiciativo, valorativo con una finalidad idéntica a la editorial. Se diferencia básicamente en que el comentario es un artículo firmado y su responsabilidad se liga tan sólo al autor del trabajo. Puede decirse sin embargo, que en el periódico moderno existe un desplazamiento de temas del editorial a las columnas de los comentarios, sobre todo aquellos comentaristas que tratan temas políticos, en los diferentes niveles: local, nacional internacional, economía, educación, cultura...". (J.L Martínez Albertos, 1982: 383)
En este sentido Depetris y García, vienen trabajando, aunque desde el análisis semiológico, los géneros de opinión en emisoras, en particular el comentario y el comentario editorial y dicen al respecto que "en la radio, la opinión aparece a veces en un espacio asignado de los programas periodísticos informativos. Nos estamos refiriendo a textos como el editorial y el comentario editorial. Pero muchas otras veces, la opinión emerge en medio de la conversación en estudio, en un continuo fluir de informaciones (...) sin una aclaración que se anteponga para presentar al género". (Depetris y García. 2003: 10)
Ante esto la diferenciación estaría dada por la posición que asume el periodista, como se ubica frente al micrófono, la construcción de su texto y la finalidad del mismo.

De los locutores o conductores radiales
El caso de la radio posee algunos ajustes ya que la diferencia entre firmado y no firmado no puede precisarse. Todos los géneros y formatos de opinión se establecen en la voz de los conductores radiofónicos. Desde la opinión personal hasta los formatos estrictos del periodismo de opinión: editorial, comentario y crítica. Pasando por todas las formulaciones mixtas, las opiniones cobran personalidad en la voz de los conductores o locutores. Como han señalado Depetris y García: "Lo que se impone señalar aquí es que precisamente el comentario y el comentario editorial radiofónico no son anónimos, por cuanto o se conoce al sujeto enunciador, o si no se lo conoce físicamente, se lo ubica por la huella de la voz". (Depetris y García 2001: 3)
Por esto se hace necesario abordar el tema también desde el rol y posición de los conductores, ya que son ellos los que encarnan las posibles opiniones. Incluso en la radio las opiniones pueden ingresar al espacio sonoro por terceros: oyentes o entrevistados y declaraciones.
La relación que los públicos entablan con los conductores también constituye un elemento significativo a la hora de visualizar la opinión en el medio y el porqué de su presencia en las diferentes expresiones de géneros y formatos.
"La radio también marca su presencia cotidiana inmiscuyéndose en la dinámica doméstica, reproduciendo, acompañando o generando rituales cuyas características varían según el tipo de programa y la hora en que se transmita. Esto convierte a locutores y conductores en cuasi miembros de la familia, lo cual los vuelve dignos de confianza y los coloca en un lugar de autoridad que prácticamente valida cualquier afirmación, comentario o sugerencia que realicen.
La recreación de estos rituales también contribuye de manera significativa a generar certezas y bajar los niveles de ansiedad que produce la experiencia cotidiana de vivir en una gran ciudad. Los locutores se vuelven entonces, grandes domesticadores de la incertidumbre y (...) particularmente en los sectores populares, la credibilidad de la información se vincula de manera directa con la capacidad que tengan de generar certezas". (Vinocur.2002)
Si bien los medios de comunicación son parte indispensable en la actualidad de la construcción de la opinión pública, la radio en la voz de sus conductores son verdaderos formadores de opinión. Esto lo logran por el tipo de relación tan personal que establecen con su público oyente. Por lo tanto las opiniones que expresen desde diferentes formas podrán ser tomadas en cuenta por estos. No se trata de una concepción manipuladora, pero seguir a un determinado periodista radial implica en general una serie de acuerdos entre posiciones ideológicas y de estilo. Y en esa relación pueden ser los mismos oyentes quienes aporten opiniones sobre temas de actualidad política que luego retome el conductor.
Para que el conductor asuma su rol de opinador y sea aceptado por los oyentes como tal, su credibilidad se presenta como el potencial que favorece esa actitud. Credibilidad que depende de la experiencia atribuida a la fuente y que para ser percibido como competente, el comunicador debe dar la imagen de quien conoce la posición más adecuada con relación al problema. Al mismo tiempo la credibilidad es su confiabilidad que procede de la percepción de que el comunicador es sincero y actúa de manera desinteresada.
La teoría sobre opinión pública es importante pues liga la función de los medios con la construcción de la opinión en los receptores. Que la radio sea parte del proceso de la construcción de la opinión pública y los conductores formadores de opinión, no sólo se logra a través de la opinión explícita, sino que coexisten otras formas más o menos implícitas de opinión. Por un lado las agendas que el medio expone, la selección y recorte de noticias e información, selección de fuentes, los modos de presentación y los usos de los elementos de lenguaje radiofónico, a lo que se les suma la entonación de las expresiones. Todos son aportes para comprender a la radio como un medio de opinión.

Entre la objetividad y la subjetividad
Tradicionalmente se tiende a identificar la labor periodística con la obtención de noticias, la elaboración y su difusión y esto conlleva de manera implícita la denominación de objetividad. Si embargo en el ámbito profesional está claro que la subjetividad de la opinión del periodista también forma parte del quehacer profesional. La propia selección de noticias y sus fuentes implican un grado de subjetividad y encierran una opinión que es transmitida a los oyentes.
Natividad Vargas entiende que "esa tendencia a identificar periodismo con información, implica, a su vez, entender que se da una semejanza entre información y objetividad, y objetividad y realidad. Desde este posicionamiento mientras el periodismo de opinión representa la pura subjetividad, el periodismo informativo sería la objetividad misma".
No obstante todo acto periodístico es un acto de interpretación y, por tanto un acto subjetivo. La radio no es una mera transmisora de la realidad, sino que mediante diferentes mecanismos y operaciones profesionales, participa activamente en la construcción de distintas versiones de la realidad.
El problema reside en parte en que se utiliza el término objetividad, como sinónimo de imparcialidad o neutralidad, y al mismo tiempo impersonal, cuando no lo es. En la radio lo impersonal es más difícil de detectar, casi estaría reservado para los boletines y panoramas de noticias, redactados con un estilo lacónico. El resto de la programación sin dejar de ser periodística se trabaja desde un estilo más coloquial, y por lo tanto la hace más personal.
En el caso de los panoramas más allá de que se pretendan objetivos, en el sentido de no querer manipular al oyente, su producción y puesta al aire, pasa por instancias subjetivas. Es claro que un texto periodístico no es un texto cualquiera, y se elabora desde una selección previa, desde una valoración y jerarquización, y la forma en que todo será transmitido implica una subjetividad. Y si es subjetivo también encerraría un tipo de opinión. Es un postulado más o menos generalizado que en la radio se pueden generar opiniones indirectas a través del uso del lenguaje: entonación, música, clima, los silencios y también desde el tratamiento de la noticia.
La distinción entre objetividad y subjetividad serviría para distinguir de modo inicial entre periodismo informativo y periodismo de opinión respectivamente, y pondría en evidencia la propuesta comunicativa explícita del conductor de radio. A sabiendas que también se transmiten opiniones de manera implícita y en apariencia objetiva.